domingo, 11 de diciembre de 2011

Atrapados

Al insinuarse la mañana, 
En el café ahogará el sueño y un suspiro, 
El ruinoso coche rima con su propia miseria, 
Y en el retrovisor busca lo que una vez vió.
Tarde otra vez, y a la calle desterrado,
Náufrago en la ciudad que lo ignora, 
Y nada en el mar de su compasión, 
Es Odiseo el mendigo
Pero a él Penélope jamás lo esperó. 1

Atrapados en el pasado,
Quedaron sus deseos,
Los ojos blancos se volvieron de mirar atrás
Y no logró más que chocar con la realidad.

Yo te pido a ti,
Las mañanas contigo, 
Si esto será nuestro ayer
Recuérdame,
Pero no me atrapes,
Libérame.

Otra opaca tarde
Descuelga el teléfono que aúlla en el despacho
Tu padre envejeció ayer un año más, y preguntó por tí.
Tu hijo es un año más hombre, y tú no estuviste allí.
De regreso a casa el niño no lo esperó despierto, 
Y el padre no reconoce a quien le llama papá.
Los pretextos no han servido
Nunca creyó llegar a ser el Cronos
Que el amor ha perdido. 2

Atrapado en el presente
Descuidó sus deseos,
Los ojos ciegos se volvieron de no mirar
Y no logró más que ser olvidado y olvidar.

Yo te pido a ti,
Las tardes contigo,
Si este es nuestro ahora
Mírame
Pero no me atrapes, 
Libérame.

Al cerrarse la noche
Pulcra regresa, otro nombramiento en su buró
El contestador sin mensajes y el zaguán vacío.
Una sola copa celebra su cumpleaños
Otro aniversario solitario, 
Bebe mientras piensa, 
En qué rincón se perdieron los amigos
Es Ariadna sin ovillo 
En la puerta del laberinto.3

Atrapada en el futuro,
Sólo pensó en sus deseos,
Los los ojos cerrados de soñar
Y no logró más que despertar en soledad.

Yo te pido a ti,
Las noches contigo,
Si este es nuestro porvenir
Duérmete,
Pero no me atrapes,
Libérame.

Fiel esposa de Odiseo, a quien aguarda tejiendo un sudario de que desteje por las noches. Luego de 20 años, Odiseo regresa disfrazado de mendigo y se reencuentran.
2 Titán que armado con una hoz emascula a su padre Urano y devora a sus hijos por temor a ser suplantado en el trono. Es engañado por Rea, y su hijo Zeus consigue destronarlo.
3 Ariadna, la hija del rey de Creta, se enamora de Teseo y le entrega un ovillo que lo ayudaría a salir del laberinto tras haber dado muerte al Minotauro.

sábado, 10 de diciembre de 2011

La canción

Siempre es mucho, hasta para el tiempo,
Y desde entonces él venía andando,
De preguntas lleno y de certezas sediento,
Preguntaba a cada paso...hasta cuándo.

Viéndose a su suerte abandonado
Aquél día creyó hallar su final
Este es mi sino, pensó abatido,
Morir donde el cielo se roza con el mar.

Mas cuando de la playa alzó la vista,
Besada por la arena, dorada por el sol,
La brisa entre las olas parecía al bailar,
A la razón de sus pasos halló.

¿Eres un sueño? ¿Eres un deseo?
¿Eres de mis dudas las respuestas?
¿Eres el espejismo que en mi locura tejo?
¿O mi ilusión tú representas?

Mi nombre no ha sido dicho aún,
De esa duda siempre he sido presa.
Más dime, ¿quién eres tú?
Mi libertad está en tu respuesta.

Ella lo supo mientras él hablaba,
Junto a ella él halló su sino
Así fue como la música y la palabra,
Iniciaron juntos su camino.

Al recorrer el aire el rumor,
Y por el sonido verse abrumado,
Temeroso un gran señor,
El paso dejó cerrado.

Viéndoles llegar les dijo,
¿Quienes son? ¿Quien les ha enviado?
Sólo cumpliendo con lo que exijo,
Podrán cruzar al otro lado.

La palabra es quien te habla,
Largo tiempo mi rumbo he buscado,
La música es quién me acompaña,
Y quien el camino me ha mostrado.

Si tú eres quién dices ser,
Y ella de la melodía tiene el don,
Tu mi nombre has de conocer,
Y ella ha de deleitar mi corazón.

Él en su nombre tejió un verso,
Ella danzó con pasión,
Así fue como el gran silencio,
Fue cautivado por  la canción.

martes, 6 de diciembre de 2011

Quién

A la cima llega el que no pierde de vista el camino
A ver llega el que mira,
Y a mirar llega el que busca.

A saber llega el que pregunta.
A preguntarse llega el que duda,
Y a dudar llega el que no se conforma.

A acertar llega el que prueba
A probar llega el que se equivoca,
Y a equivocarse, el que se anima.

A la verdad llega el que la persigue,
La persigue quien la valora,
Y la valora el que no miente.

A viejo llega el que fue joven,
A joven llega el que fue niño,
y a niño, el que soñó.

A ser amado  llega el que ama,
A amar llega el que tiene amor,
y lo tiene quien se ha dejado querer.

A ser feliz llega quien rie,
Rie quien sabe qué es llorar,
Y llora el que se permite sentir.
 
A ser libre llega quien no teme,
No teme quien confía,
Y confía quien es justo.

A ser oido llega quien canta,
Canta quien tiene algo que decir,
Y dice el que es auténtico.

A término llega quien comienza,
Comienza el audaz,
Y es audaz quien se atreve a creer.

lunes, 5 de diciembre de 2011

La esquela

Hoy de algún modo recordé un tiempo atrás.
Quizás fue el viento que devuelve palabras que alguna vez se llevó
o quizás es que hoy no tomé ningún consejo - no recordaba ya como se sentía desoir -
o que al pasar por el espejo vi un reflejo fugaz de quien me prometí ser alguna vez.

Cómo fue que acabamos atrapados de este lado del cristal, y no estoy donde la verbena.
Me pregunto, cada vez más a menudo, cuando temo que la lluvia me enrede el pelo de estrellas,
cuándo fue que dejé empolvarse la colección de amaneceres,
cuándo dejamos que lo efímero le gane a lo eterno,
si recuerdo haberme jurado nunca jamás dejar de perseguir el espejismo,
si recuerdo que prometimos no aprender nunca a caminar erguidos sin bailar.

Mirábamos siempre al diáfano espacio del futuro,
y el devenir nos traia sin cuidado, ¿te acuerdas de eso?
Hace tanto que no visito la buhardilla de los afanes, que el cerrojo se cubre de herrumbre
y la llave se escondió de mi egoísta presente.

Dime que has hecho, dime que no estás mal,
es más, dime que te sientes bien, y que no piensas en volver.
Que el aljibe del jardín secreto no se ha secado, 
que sigues ignorando las fronteras,
que sigues sin saber lo que es un contrato, y que nunca te ha importado.

Si respondes esta carta, o puedes llamarme, o visitarme en un sueño,
dime que el día que dijimos adiós sólo uno de los dos enfermó de seriedad,
que no has dejado de cantar, y que lo que algún día escribí sigue bailando en tu voz.

No he de ensombrecerte más, sólo un último pensamiento.
Ponte a cubierto de los sicarios de ilusiones, suelen andar disfrazados de olvido y gris.
Si mi abrazo de papel viaja de este presente oxidado a aquél pasado claro,
brinda a mi salud con el vino de la juventud,
y nunca, nunca, cometas el error que cometí
de creer que había llegado del camino, el fin.