Y Verónica empezó a escribir.
A, primero un porotito, pronto una vocal.
Ah, ahora sí. A, no más un porotito, una letra, una vocal.
Ah, ahora una expresión. Sorpresa, un gritito, algo que entendí. ¡Ah!
A, de ala, como las de los pájaros, como la de los ángeles,
como las de Verónica cuando aprendió a decir.
A de amigo, de anilinas, de animados, de dibujitos y colores.
Amarillo, y los demás.
A, de aúpa.
A, de aprender, de andar.
A, de átomo y de saber y de complicar.
A, de aire, de azul, de agua, y en el medio del mar.
A, de años y de además,
A, de ahí, al final de día,
Ah, te vi de casualidad.
A, de acercar, de mirar,
Ah, te tenía que encontrar.
A de amar, de amé, de amor,
de nadie te amó como te amé yo.
A, de azar, o el destino,
A, de mi alma y la tuya,
A, de adelante, de nunca jamás.
A, de antes y de ayer, y de empezar a dejar atrás.
A, de avanzar.
A, de ahora, de ya, de ahora ya no más.
A, de adiós, de acá voy a estar.
A, de amigo, de abrazar.
A, de extrañar.
A, de hasta que vuelvas,
A, de esperar
A vos el mundo y yo te queremos,
Y yo te quiero un poco más.
Comienzo basado en "La Letra A" Poldy Bird,
de los cuentos que me legó mamá.